A SANTIAGO VOY

El próximo dos de agosto, un pequeño grupo de amigos tenemos en mente hacer el Camino de Santiago, el Francés, y sólo el tramo gallego, un total de 152 Km, más o menos, que creo que es la distancia que hay desde el Cebreiro hasta Santiago, a mi la verdad me da un poco de miedo, no se si mis pies aguantaran tanta caminata, pero me han pinchado tanto que ahora se ha convertido en una cuestión de amor propio, eso sí,

yo, a mi aire, si me quieren esperar que me esperen, porque no me pienso agobiar lo más mínimo, quiero disfrutarlo, conocer gente, y sobre todo emborracharme de la riqueza etnográfica, natural y paisajística que esconden nuestras montañas, los regazos de los ríos, los valles, disfrutar de hermosas y verdes panorámicas, y mientras camino y siento como un soplo de viento acaricia mi piel y escucho a los grillos cantar entre los pastos que quedan a la orilla del sendero, abstraída y encantada,


deseando internarme por las callejuelas de las viejas aldeas, disfrutando de un paisaje rural de exuberante belleza, caminando por medio de bosques llenos de vegetación y especies autóctonas, de carballeiras en las que hacer un alto en el camino y comer un bocata a la sombra de un carballo a media jornada, en una mañana que espero no sea muy calurosa, (realmente es lo que mas miedo me da, eso que pienso estar ya en ruta antes de que amanezca) y contemplar las riberas del río Miño y otros mas chicos, viñedos, tierras de labranza,.... ¿encontraré algún trigal, y al pasar a su lado desprenderá ese aroma a campo seco y maduro, o quizás por los caminos y a nuestro lado pase, lento y pesado, un viejo carro lleno de trigo?, ya quedan pocos. Y sola o acompañada hacer un alto en una fuente donde refrescarse un poco, y por la tarde al abrigo de un viejo castaño tenderme a echar una pequeña siesta.
No habrá luna llena cuando llegue la noche, pero si no está nublado miraré al cielo estrellado y me sorprenderá la cantidad de estrellas, que como lunares de oro, brillan en nuestras montañas, lejos de la contaminación y del mundanal ruido, siendo yo misma y pensando en que a la mañana siguiente al levantarme y salir encontraré los campos brillantes por los primeros rayos de sol y las gotas de rocío sobre la hierba y los dientes de león, y en ese instante me imagino un verso que no necesita letra, pues el contemplarlo ya por sí es todo poesía, es amor, es alegría.


Quizás corran las nubes,
quizás soplen los vientos,
y las gotas de lluvia
vengan a mi encuentro.
Sentiré sopor, calor, frío, pesadez, fatiga

y seguiré soñando

bajo este sol ardiente o esa niebla fría,
pero sobre todo, y con llanto en los ojos

acariciando tus manos

sentiré que estoy viva

Comentarios

matrioska_verde ha dicho que…
Será una experiencia fantástica, ya verás. Yo lo hice el pasado Año Santo pero en bicicleta desde Piedrafita. También pensaba que sería incapaz de completarlo pero al final con esfuerzo y determinación lo conseguí. No fue facil pero lo hice.
Lo pasaréis estupendamente, ya verás y vendrás cargada de experiencias y de muchas fotos, seguro.
Biquiños y buena suerte.

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