MUJER

Se creía dueño del mundo

porque nunca nadie le dijo
cómo las cosas hieren, baten
a quién las sacó del olvido,
cómo aplastan desde lo eterno
a los soñadores vencidos.

José Hierro

No tengo animo, se me cae el alma encima, los días van pasando y no me he acercado a ti, hace años que caminamos por senderos separados.
No sé por qué, pero lo intuyo, porque el viento susurra a mi oído y aviva los recuerdos.
Estoy inquieta, tengo sed de recuerdos lejanos y poco o nada importa que mi pelo haga años que empezó a blanquear, mi alma abriga las ansias de volver verte y hablar contigo, ojalá fuese un pájaro, ojalá tuviese alas para poder volar y reunirme contigo.

¡Volar y reunirme contigo!; no se lo que me digo, con lo fácil que seria descolgar el teléfono
y hablar contigo.

Estoy abatida, me siento errante y prisionera del día a día, y vagabunda de mi propio corazón, aveces siento que las puertas se me cierran.


Fue hace muchos años, un día ventoso y triste de un mes tranquilo, y pienso en aquel día, no se por qué, pero recuerdo que tus labios dibujaban una mueca, que asemeja una sonrisa lastimera, un lo siento, y allí sentada en el sofá del salón, al pie de la ventana, te recuerdo feliz, triste, perdida, con la mirada distraída, mientras unos diminutos rayos de sol caían sobre tus cabellos, en tus ojos se reflejaba la tristeza y la alegría.
Cambio de espacio y día, me dejo llevar por la nostalgia, quisiera retroceder y perseguir el rastro de nuestros pasos en el tiempo, volver a esa ciudad, a esa alcoba, una tarde cualquiera, miradas de tristeza, de alegría, pequeñas confidencias, dos mundos que se juntan y se alejan, silencio que no calla, son sueños, fantasías, son vivencias, yo creo en ti, y guardo tu recuerdo.