UN DON APACIBLE

"El se las apartó suavemente y sus dedos recorrieron con dulzura el perfil de su barbilla, sus mejillas y la frente".

Por primer vez vi la tristeza en sus ojos.
Le pregunté: ¿Que sucede?
- No, nada, es solo que no he podido dormir y estoy cansada.
Me respondió, mientras sus ojos se llenaban de lagrimas. Se las secó restando-le importancia, pero intuí su tristeza, porque en el fondo y a mi manera yo también estoy triste.
Me contó que tu libro favorito es "El Don apacible", del que tienes varias ediciones, yo ya sabía que te fascinaban la literatura rusa y en especial, las historias de la tundra, de cosacos, las historias que narran lo que sucede y sucedió en la enorme Siberia, la Siberia del Gulag, la tierra de las bayas, esa fruta agridulce que se da en la inmensa taiga.

Mariposas (Silvio Rodriguez)

Agridulce, si, como agridulce será tu partida, para ella más que para mí, son muchos los años que lleváis trabajando juntos, muchos años de amistad.
Me apena que te vayas, te estoy muy agradecida, pues con tu paciencia, con tu silencio, me has regalado más de dos años de paz, de serenidad, gracias por haber sido tan tolerante conmigo, gracias a ti se ha abierto una esperanza que me ha permitido recuperar las ilusiones perdidas.
Reconozco que los compañeros son como una tómbola: aveces te tocan buenos, pero en otras ocasiones preferiríamos estar solos, antes de sentirnos tan mal acompañados.
A mí por suerte o por desgracia me ha tocado vivir los dos extremos, sabes que lo he pasado mal, o más que mal, pero gracias a ti y a la infinita paciencia que has desarrollado conmigo, he recuperado la ilusión por el trabajo, he disfrutado en el trabajo, he comprendido que necesito un tiempo para mi, un tiempo para soñar, para relajarme, para ilusionarme, en definitiva para vivir mi vida, un tiempo extra que me has regalado y que a partir de ahora tendré que aprender a administrar, pero seguro que sabré hacerlo.
Con vosotros y gracias a vosotros, y en especial a ti, he vuelto a ser la persona alegre y con el buen humor de antaño, creo que he aprendido a actuar desde la razón, ya no me dejo llevar tanto por las emociones.
Para ti guardo un abrazo, un largo abrazo, un abrazo de gratitud, donde no queden penas, ni corazones solitarios, quiero regalarte un abrazo que abarque el hoy y el mañana, lleno de sol, de nieve, de luna, de escarcha, de mar, de montaña, de toda esa belleza que crece en tu alma.

Se que te gustan mi fotografías, por lo menos parte de ellas, por eso es que quiero regalarte esta, sabes que es una de mis preferidas.
Hasta siempre Manu. Me siento muy feliz y orgullosa de haberte conocido.