Pavo real, pavo/a real, o sea, PAVONEANDO
Dos libros en mi mesilla, "Pero sucede", de Eduardo Jordá y "Las ruinas de la búsqueda" de Antón Rodicio, dos estilos de poesía muy distintos, pero que alternando su lectura me han llevado a la figura del PAVO REAL, macho y hembra, dos fragmentos de dos poemas que os dirán por qué,
Amamos el cosquilleo de un amor ligero como un halago,
y sin embargo nos da miedo perder lo que tenemos,
ese hábito doméstico que se ajusta a la vida igual
que unas zapatillas vencidas por el uso.
Amamos el frío de la inteligencia, pero necesitamos
el calor del cuerpo.
Eduardo Jordá.
Todo intento de olvidar a Lilit se queda en nada,
se diluye, se convierte en un fracaso
al pensar cómo fluían a su lado los poemas y los cuadros.
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Has tenido la osadía
y sufres las consecuencias:
colaboró en tu renacer,
pero te enganchó a ella,
y ahora que ella te falta,
la parálisis es completa.
Antón Rodicio
¿Quienes son los protagonistas de sus poemas?
¿A quién describen?
Sirenas, ninfas, gente corriente...
Pavos reales, ellos y ellas.
En el fondo, gente anónima y sencilla, pero también a egoístas, que solo piensan en su plumaje, en la fama, pero es lógico que así sea, es la condición humana.
Los poemas de Jordá emocionan, cuentan historias, muestran añoranzas e instantes felices. Se pavonea con cada instante vivido mostrando el mundo con generosidad.
Los de Rodicio son más místicos y filosóficos y como dice él en el prólogo "peripatéticos".
¿Qué busca algo?.
Es evidente. ¿Lo qué?...
Quizás a una musa perdida.
¿Qué busca algo?.
Es evidente. ¿Lo qué?...
Quizás a una musa perdida.
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